jueves, 22 de mayo de 2014

CROMOTERAPIA EN CASA

¿De qué colores pinto mi casa para crear armonía?

La cromoterapia consiste en aprender a usar terapéuticamente los colores. Cada color tiene unas características y propiedades curativas concretas que lo hacen ideal para cada persona y cada circunstancia.

Explicamos las propiedades de cada color y cómo podemos usarlos positivamente en nuestro hogar para sacar el máximo provecho a cada habitación.

Primero sepamos las propiedades de los colores:

Blanco: El color neutral, transmite pureza y luminosidad.

Amarillo: Un color muy limpiador y equilibrante. Ideal para potenciar el trabajo intelectual, ya que facilita la concentración y mejora los reflejos. También tiene efectos antidepresivos y está relacionado con el aparato digestivo.

Naranja: El color que potencia la creatividad, la extroversión y el optimismo. Es un color muy energético y que aporta calor, lo cual lo convierte en un buen color para espacios demasiado fríos. También se recomienda para aumentar la líbido.

Rojo: El color más estimulante y energético, potenciador de la circulación sanguínea. Es ideal en casos de apatía, anemia, frío, problemas de frigidez y esterilidad o hipotensión. Muy positivo si se usa correctamente, pero también puede ser muy perjudicial si lo usamos en el lugar incorrecto, ya que también puede aumentar la agresividad y la irritación, o empeorar casos de inflamaciones y dolor.

Azul: Al contrario que el rojo, el azul es un color relajante y refrescante, muy adecuado para habitaciones demasiado calurosas.. Es un color espiritual y antiinflamatorio.

Verde: El color de la naturaleza es el más equilibrante, aportándonos armonía. Potencia la regeneración celular y nos ayuda a combatir el estrés y el cansancio. Además, es el color del hígado.

Turquesa: Esta combinación de azul y verde nos ayuda a reforzar el sistema inmunológico y aporta serenidad familiar.

Violeta: Es el color más espiritual, que aumenta la intuición. También tiene efectos relajantes, gracias a su contenido en azul.


La temperatura de los colores

Algunos colores aportan calidez y otros refrescan.

Colores fríos: azul, violeta, verde.

Colores cálidos: amarillo, naranja, rojo.

Esto lo tendremos en cuenta a la hora de decidirnos por un color u otro a la hora de pintar una habitación. Si esta ya está pintada, podemos darle el frescor o la calidez usando cortinas, lámparas, sofás, cojines y alfombras del color escogido.

El dormitorio

El color del dormitorio es importantísimo, pues en él pasamos muchas horas diarias. El color debe tener dos objetivos principales:

Promover la relajación y el descanso

Ayudar a equilibrar la relación de la pareja

En general priorizaremos los colores refrescantes, aunque siempre tendremos en cuenta la personalidad de cada uno. A pesar de que el rojo es el color de la sensualidad, evitaremos pintar las paredes de este color ya que puede promover las discusiones. En cambio, optaremos por tonos suaves como el violeta o el azul, ambos muy relajantes, y podremos poner algunos detalles decorativos de otros colores según los efectos que queramos potenciar. Por ejemplo, si la pareja sufre problemas de frigidez optaremos por las paredes violetas y la decoración naranja o roja.

El despacho

En el lugar de trabajo nos interesa, en general, potenciar la creatividad y el intelecto. Los dos colores más adecuados serán, en este caso, el amarillo y el naranja. Sí, en cambio, es un trabajo demasiado estresante, optaremos por colores menos estimulantes y más equilibrantes, como por ejemplo el verde. El verde también lo podemos aportar añadiendo plantas en la estancia.

El salón

En el salón las familias comparten habitualmente, es un espacio de reunión, por lo que se recomiendan colores cálidos. También en este caso, según la personalidad de los familiares, añadiremos elementos decorativos de otros colores.

Cocina

En la cocina tenemos que buscar el equilibrio de colores estimulantes y relajantes. Los toques naranjas, por ejemplo, nos ayudarán a tener una actitud creativa, vital y optimista a la hroa de cocinar. Pero no la pintaremos de un único color estimulante, sino que intentaremos combinar los muebles y las paredes para que también sea un espacio relajante. El blanco podría ser también uno de los colores, ya que es importante que la cocina transmita también limpieza.

Baño

En el caso de los baños también podemos combinar colores vivos y suaves, aunque un baño también podría ser todo blanco con elementos decorativos más vistosos.

¡Un fuerte abrazo para tod@s de Helen!

martes, 6 de mayo de 2014

LA LEY DEL ESPEJO

Dice la ley del espejo que lo que vemos en los demás es en realidad un reflejo de lo que tenemos dentro nosotros mismos. Y gracias a ella podemos aprender a gestionar nuestros problemas con otras personas (familiares, amigos, en el trabajo, etc.) a partir de unos ejercicios con nosotros mismos.  

Las cosas que nos molestan

Hay cosas que siempre nos molestan. Que nuestros padres quieran controlar demasiado nuestra vida, que nuestros hijos no sean sinceros con nosotros, que no se nos valore en el trabajo... Siempre esperamos que los demás actúen de una determinada manera y, a pesar de eso, en muchos casos nos sentimos defraudados. Sin embargo, ¿somos conscientes que tal vez nosotros también les estamos defraudando en otras cosas?

Como primer ejercicio hay que hacer una lista con todas las cosas que nos molestan de las personas que nos rodean.

Nuestras cosas que molestan a otros

Pero ahora vamos a hacerlo al revés, y haremos otra lista poniendo cosas que puedan molestar o haber molestado en algún momento a esas personas. Para hacerla debemos ser sinceros y autocríticos con nosotros mismos. No somos perfectos, somos humanos, y sabemos que nos hemos equivocado muchas veces. Por eso es importante aprender a ser empáticos, es decir, a ponernos en el lugar del otro.

Qué dice la ley del espejo

La ley del espejo nos enseña que si en realidad sentimos algo negativo hacia una persona, la causa está en nosotros, y no en la otra persona. Por ejemplo, que si nos sentimos ofendidos por algo que nos han dicho, eso es porque también nosotros estamos ofendiendo a alguien, tal vez no a esa persona pero sí a otra. Y si aprendemos a darnos cuenta, y sobre todo a evitarlo, posiblemente también dejaremos de sentirnos ofendidos nosotros por eso que nos dicen. Es curioso como no todas las personas reaccionamos igual ante la misma situación. Porque no todos somos iguales.

Un ejercicio práctico

Vamos a elegir una de esas personas de las que no soportamos alguna cosa, por la cual nos sentimos heridos, ofendidos o enfadados, y vamos a hacer una lista con cosas que nos gustaría agradecerle. En algunos casos esto nos puede sorprender mucho e incluso incomodar, y deberemos hacer un gran esfuerzo, pero valdrá la pena. Seguro que alguna vez ha hecho algo por nosotros o por algún familiar nuestro, ha tenido algún detalle, nos ha ayudado en algo, etc. Dedicaremos el tiempo que haga falta.

A continuación, todavía más difícil, haremos una lista exponiendo cosas por las que nos gustaría pedirle perdón, aunque sean pequeños detalles. Tal vez la hemos mirado mal, le hemos faltado al respeto o nos hemos olvidado de agradecerle algo. Hasta aquí será un verdadero ejercicio de humildad, pero el tercer y último paso es sólo para las personas más valientes.

Nos pondremos en contacto con esa persona (personalmente, por teléfono o por carta), le daremos las gracias por todos los motivos apuntados en la lista, y le pediremos perdón por todas las cosas de la segunda lista.

El resultado

Este ejercicio anterior puede parecer una locura, puesto que muchas personas son demasiado orgullosas para llevarlo a cabo, o bien piensan que tendría que ser al revés, que son ellos los que deberían recibir los agradecimientos y dar el perdón. Pero el resultado suele ser sorpendente, y esas personas de las que jamás se esperarían un mensaje así suelen reaccionar de manera muy positiva y emocional.

¿Cuándo, cómo, con quién…?

Este ejercicio podemos hacerlo siempre que queramos y con quien tengamos necesidad. Es un ejercicio práctico que casi siempre da resultados. Y tan sencillo, aunque no fácil, que vale la pena probarlo, sobre todo con las personas a las que más queremos, o en situaciones que nos hacen daño y queremos superar.


¡Un fuerte abrazo para tod@s de Helen!